Uno de los primeros objetivos de cualquier propiedad cuando acomete reformas en sus inmuebles es proteger el patrimonio inmobiliario prolongando su vida útil; pero esta vía también debe contemplar, obviamente, proteger las fuertes inversiones iniciales realizadas en el ámbito tecnológico.
En Estados Unidos hemos sido ya testigos, en los últimos años, del cambio de enfoque que se ha producido en lo concerniente al mercado de sistemas de gestión de edificios. Un giro que ha evolucionado desde una vertiente tradicional, muy dependiente de la renovación completa de las plataformas, siguiendo las tendencias de ciclo de vida de los fabricantes de sistemas, hacia un modelo creciente donde las empresas de reacondicionamiento de sistemas, un concepto más acorde y alineado con la economía circular, están tomando un rol preponderante.
¿Por qué sustituirlos si podemos mantener sistemas escalables, siempre actualizados, que nos van a proporcionar prestaciones equivalentes a las de los nuevos? Esa es la clave